Cuando experimentamos emociones, se producen una serie de cambios en el cerebro que pueden influir en el proceso de aprendizaje. A continuación, se describen algunos de los principales efectos de las emociones en el cerebro y su relación con el aprendizaje:
Activación de la amígdala: La amígdala es una estructura cerebral clave en la respuesta emocional. Cuando se experimentan emociones, la amígdala se activa y desencadena una serie de respuestas fisiológicas y cognitivas. Esta activación puede afectar la atención, la memoria y la toma de decisiones, ya que la amígdala interactúa con otras áreas del cerebro involucradas en estos procesos.
Liberación de neurotransmisores: Las emociones pueden desencadenar la liberación de neurotransmisores, como la dopamina y la noradrenalina, que están asociados con la motivación y la atención. Estos neurotransmisores pueden influir en la plasticidad sináptica, que es la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse a nuevas experiencias, facilitando así el proceso de aprendizaje.
Activación de la corteza prefrontal: La corteza prefrontal es una región del cerebro involucrada en funciones ejecutivas, como el razonamiento, la toma de decisiones y el control emocional. Las emociones pueden modular la actividad de la corteza prefrontal, lo que puede afectar la forma en que procesamos y recordamos la información. Un equilibrio adecuado entre la activación emocional y el control cognitivo es importante para un aprendizaje efectivo.
Conexiones entre la emoción y la memoria: Las emociones pueden tener un impacto en la formación y recuperación de recuerdos. Se ha demostrado que las experiencias emocionales intensas tienden a ser recordadas con mayor facilidad y nitidez. Esto se debe, en parte, a la interacción entre la amígdala y el hipocampo, una estructura cerebral crucial para la memoria. La amígdala puede influir en la consolidación de recuerdos emocionales y facilitar su posterior recuperación
Influencia en la motivación y el estado de ánimo: Las emociones positivas, como la alegría y el entusiasmo, pueden aumentar la motivación y el interés por el aprendizaje, lo que facilita la adquisición de nuevos conocimientos. Por otro lado, las emociones negativas, como el estrés o la ansiedad, pueden tener un impacto adverso en el aprendizaje al dificultar la concentración y el procesamiento de la información.
Para concluir: Al fomentar instancias de emocionalidad entre las y los estudiantes se estimulan diferentes áreas estrechamente relacionadas con procesos de aprendizaje que apoyarán a la labor del docente de forma continua, revisa ideas de como implementar actividades emocionales en tu planificación diaria en los próximos post informativos!
¿Cómo incorporar a tus clases diarias estas estrategias?
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